Las montañas, y sus paredes, son lugares donde no solo hace falta ser valiente para adentrarse, si no que requieren de experiencia, conocimientos, información y un puñado de recursos que en ocasiones pueden salvar vidas. Las montañas, a diferencia de las ciudades, nos atraen por su tranquilidad y soledad, lejos del ruido ensordecedor del tráfico que perturba nuestra calma. Sin embargo, esta lejanía hace que en ocasiones un pequeño accidente con lesión se convierta en algo muy complicado y peligroso si no estamos medianamente preparados.