Domingo, 11 de febrero de 2024
Epilepsia

La epilepsia es uno de los trastornos neurológicos más frecuentes en el mundo y se habla de ella cuando las crisis convulsivas se repiten en el tiempo.
Las crisis epilépticas son episodios generalmente de inicio y fin brusco e inesperado, aunque en ocasiones pueden tener una evolución más gradual. Se producen por una descarga excesiva de un grupo de neuronas (células del sistema nervioso). Dependiendo de la parte del cerebro donde se localicen estas neuronas y de cómo se propague la descarga, van a aparecer unos síntomas u otros.
A veces puede alterarse el nivel de conciencia, pueden aparecer sacudidas musculares de una o varias partes del cuerpo, pueden aparecer alteraciones sensitivas (alteraciones visuales, percepción de malos olores o sabores), vegetativas (sudoración, enrojecimiento o palidez, taquicardia, dilatación de pupilas) o afectivas (miedo, risa).
¿Por qué se produce?
Las causas son múltiples y muchas veces no se llega a la conclusión del origen. Algunas de las causas son infecciones del sistema nervioso, traumatismos craneales, hemorragias, infartos o tumores cerebrales, alteraciones genéticas, malformaciones cerebrales, intoxicaciones por abuso de sustancias u otro tipo de enfermedades neurológicas.
Tipos de crisis
• Crisis focales: No suele haber alteración de la conciencia o solo de forma parcial. Se producen cambios en la expresión de la cara, movimientos automáticos o sacudidas de una parte del cuerpo.
• Crisis generalizadas: Si hay pérdida del conocimiento sin respuesta a los estímulos. Se ponen pálidos o azulados (cianóticos) y comienzan con sacudidas musculares (convulsiones) por todo el cuerpo, lo que indica la afectación de los dos hemisferios cerebrales. Menos habitual es que el cuerpo se quede flácido, sin movimientos.
¿Cómo se diagnostica?
Toda persona que tenga una crisis epiléptica debe ser evaluado por un médico para saber el origen de la misma.
La historia clínica recoge toda la información posible sobre las características del episodio (cómo comenzó, cómo se desarrollan los síntomas y signos, hay o no desconexión, cambios de coloración, movimiento de los ojos, cabeza, sacudidas de extremidades, duración…) y de la persona que la ha sufrido (edad, enfermedades anteriores, hábitos tóxicos…).
En el caso de los niños, será el neuropediatra el que estudie el caso y le solicitará como primera opción un electroencefalograma (prueba que informa de la actividad eléctrica del cerebro y puede mostrar la zona donde se localiza la descarga que desencadena las crisis epilépticas).
A veces son necesarias otras pruebas como una analítica de sangre y una resonancia magnética del cerebro.
¿Tiene tratamiento?
Si tiene tratamiento, per dependiendo de las características de la epilepsia y del propio niño se elegirá un anticonvulsivante u otro.
A veces, se precisan otros tratamientos que le indicará el neuropediatra.
Para todas las personas con epilepsia es muy importante:
- Higiene correcta del sueño (dormir lo suficiente)
- Menores de 12 meses de edad: deben dormir 14-17 horas diarias
- 1-2 años de edad: deben dormir 11- 14 horas diarias
- 3 a 5 años de edad: deben dormir 10-13 horas diarias
- 6 a 13 años de edad: deben dormir 9-11 horas diarias
- 14 a 17 años de edad: deben dormir 8-10 horas diarias
- Evitar el alcohol y drogas
- A veces evitar la exposición a luces parpadeantes (en epilepsias fotosensibles). En estos casos hay una serie de medidas que pueden reducir el riesgo de crisis:
- Usar pantallas de 100 Hz o LCD manteniendo una distancia de al menos 2 metros.
- La habitación debe estar bien iluminada.
- Evitar usar flash LED pulsado cuando se hacen fotos.
- Limitar el uso de videojuegos
Con el tratamiento y con estas medidas generales suelen controlarse el 75% de los casos. Pasados de 2 a 5 años de tratamiento sin crisis, en función de la evolución del paciente y de las pruebas complementarias, el neuropediatra puede plantear una retirada de los fármacos.
¿Cómo afecta la epilepsia en el día a día del niño?
Se debe intentar normalizar la vida diaria, incluyendo la vuelta al colegio lo antes posible. Es importante informar al centro escolar para que sepan actuar en caso de crisis y también por si fuera necesario administrar medicamentos en horario escolar.
En cuanto al deporte, únicamente deben evitarse aquellos que supongan un riesgo en caso de sufrir una crisis: submarinismo, escalada o alpinismo. En las piscinas o en el mar debe haber siempre presente un adulto responsable.
La dieta debe ser la misma que para cualquier niño de su edad. Evitar estimulantes como café, té, colas o bebidas energéticas.