En los últimos años el objeto de estudio del trabajo de Belén Mazuecos (Granada, 1978) ha sido la propia fragilidad del sistema del arte, abordándolo desde un enfoque antropológico.
En él se equipara el proceso de pintar o dibujar a la escritura transcribiendo los datos recolectados en el campo artístico con una caligrafía propia, generando un pseudo-documento donde realidad y autoficción se entremezclan.
La exposición “La cuarta pared”, perteneciente a su proyecto “Apuntes para una etnografía del mundo del arte”, plantea una metáfora visual de lo que acontece en el ámbito artístico, haciendo referencia a las grandes dificultades para acceder -o adaptarse- a un “ecosistema extremadamente frágil”, en el que –como diría el historiador del arte Juan Antonio Ramírez (1994)-, la supervivencia de unas especies está supeditada a la de otras y en el que resulta extremadamente difícil identificar sus mecanismos de legitimación.